miércoles, 4 de julio de 2007

Un reportaje nunca publicado


Un periodista interesado en nuestra historia reciente me pidió, hace algún tiempo, una entrevista que nunca publicó. Como sus preguntas me parecieron muy interesantes, quiero compartir, con mis lectores, las respuestas que le di. Como se trata nuevamente de una vuelta al 2001, a quienes ya estén cansados de leer mis escritos sobre este tema les pido disculpas y los invito a que sólo lean la respuesta a la última pregunta.

Periodista: ¿Usted no se dio cuenta en 2001 que Argentina no era competitiva?

Por supuesto que me di cuenta que la Argentina no era competitiva. La desvalorizaciòn del real, la depreciaciòn del Euro desde 1999 y la extrema apreciaciòn del Dòlar durante 2001, a pesar de la recesiòn que se vivìa en ese paìs y en muchas regiones del mundo, habìan deteriorado la competitividad de la economìa Argentina. Además, el excesivo gasto público y el endeudamiento, particularmente de las provincias, encarecían los costos internos de todas las actrividades productivas.

Pero resolver este problema mediante una devaluacióbn y pesificación forzada era castigar a la gente de una manera brutal. Yo no quería que ello ocurriera.

Por eso pusimos en marcha el Plan de Competitividad, que contemplaba acuerdos sectoriales para recuperar la competitividad de la economía, sin hacerle soportar el costo a los trabajadores y jubilados. Si se hubiera continuado con esta política, a partir de 2002, con la devaluación del dólar en el mundo y el aumento de los precios de las commodities que vino de la mano de la fuerte expansión de China e India, se habría producido una recuperación mucho más genuina de la competitividad, que la que se obtuvo por la devaluación.

Periodista: ¿Y con respecto a las deudas de las provincias y de las empresas, no advirtió que eran impagables?

Por supuesto que me di cuenta. Por eso encaramos primero el blindaje, luego el megacanje, y cuando vimos que las tasas de interés no bajaban y que, por el contrario, el riesgo país seguía aumentando, pusimos en marcha un programa de reestructuración ordenada de la duda, que sólo pudimos concretar en relación a la deuda interna. Ese programa daba una solución a la nación, las provincias y al mismo sector privado, para el que también se contemplaban mecanismos de refinanciación de pasivos, particularmente de aquellas empresas que habían caído en mora.

Pero Duhalde prefirió tirarles el problema de las deudas provinciales y empresarias a los ahorristas y trabajadores. Yo nunca quise que el problema del endeudamiento se resolviera a partir de una caída del salario real y de las jubilaciones de casi el 50 % y de una virtual expropiación de los ahorros de la gente. Yo nunca hubiera autorizado una devaluación combinada con pesificicación forzosa de los depósitos.

Periodista: ¿Pero Usted creó el corralito, que luego provocó la pesificación y la devaluación.

Todo lo contrario. El corralito, que no significaba expropiar ningún ahorro, sino que sólo obligaba a que los ahorros se movilizaran a través del sistema bancario, tenía por objeto evitar la desvalorización de los depósitos. Lo que ocurrió después, fue que Duhalde dispuso que los ahorros de la gente financiaran la licuación de los pasivos de las empresas y de las provincias, y, para confundir y hacer creer que eso tenía que ver con el corralito, le llamaron Corralón. Pero nunca tuvimos la intención de que el corralito terminará en lo que decidió Duhalde. Eso era lo que queríamos evitar.

Periodista: Usted mismo pidió una rebaja del 13 % de los salarios públicos y las jubilaciones. Así que era conciente que el pato lo terminarían pagando los trabajadores.

La rebaja del 13 % abarcó sólo a los salarios del sector público y a las jubilaciones superiores a 500 pesos del 1 a 1. La devaluación seguida de pesificación provocó una reducción real de los salarios, a través del impacto inflacionario, de más del 50 %. Aún hoy, seis años después, los trabajadores de la economía informal tienen salarios inferiores a los de diciembre del 2001, y lo mismo pasa con los jubilados que cobraban por entonces más de 500 pesos. Fíjese que en el caso de los jubilados que cobraban más de 1.000 pesos en 2001, hoy todavía soportan una reducción de sus jubilaciones del 40 %.

El salario Real de los trabajadores formales, después de caer casi el 50 %, recuperó los niveles de diciembre de 2001 recién en 2006, la jubilación mínima recién recuperó los niveles reales de 2001 en 2004, y, como dije antes, los salarios reales de los trabajadores informales y las jubilaciones de los que ganaban arriba de la mínima, aún hoy están peor que en nuestra época.

Periodista: Usted diría entonces que quisieron sacar a De la Rúa del gobierno para hacerle pagar el costo de la solución de los problemas de competitividad y endeudamiento a los más pobres?

Sin ninguna duda. Y lo hicieron para poder decir que la culpa era nuestra y no de ellos. Por eso esperaron hasta el momento de mayor debilidad nuestra, cuando el Fondo Monetario también quería empujarnos a la devaluación y al Default, y en lugar de ayudarnos a enfrentar esa postura, se transformaron en sus ejecutores, echándonos la culpa a nosotros.