Periodista: ¿Usted no se dio cuenta en 2001 que Argentina no era competitiva?
Por supuesto que me di cuenta que
Pero resolver este problema mediante una devaluacióbn y pesificación forzada era castigar a la gente de una manera brutal. Yo no quería que ello ocurriera.
Por eso pusimos en marcha el Plan de Competitividad, que contemplaba acuerdos sectoriales para recuperar la competitividad de la economía, sin hacerle soportar el costo a los trabajadores y jubilados. Si se hubiera continuado con esta política, a partir de 2002, con la devaluación del dólar en el mundo y el aumento de los precios de las commodities que vino de la mano de la fuerte expansión de China e India, se habría producido una recuperación mucho más genuina de la competitividad, que la que se obtuvo por la devaluación.
Periodista: ¿Y con respecto a las deudas de las provincias y de las empresas, no advirtió que eran impagables?
Por supuesto que me di cuenta. Por eso encaramos primero el blindaje, luego el megacanje, y cuando vimos que las tasas de interés no bajaban y que, por el contrario, el riesgo país seguía aumentando, pusimos en marcha un programa de reestructuración ordenada de la duda, que sólo pudimos concretar en relación a la deuda interna. Ese programa daba una solución a la nación, las provincias y al mismo sector privado, para el que también se contemplaban mecanismos de refinanciación de pasivos, particularmente de aquellas empresas que habían caído en mora.
Pero Duhalde prefirió tirarles el problema de las deudas provinciales y empresarias a los ahorristas y trabajadores. Yo nunca quise que el problema del endeudamiento se resolviera a partir de una caída del salario real y de las jubilaciones de casi el 50 % y de una virtual expropiación de los ahorros de la gente. Yo nunca hubiera autorizado una devaluación combinada con pesificicación forzosa de los depósitos.
Periodista: ¿Pero Usted creó el corralito, que luego provocó la pesificación y la devaluación.
Todo lo contrario. El corralito, que no significaba expropiar ningún ahorro, sino que sólo obligaba a que los ahorros se movilizaran a través del sistema bancario, tenía por objeto evitar la desvalorización de los depósitos. Lo que ocurrió después, fue que Duhalde dispuso que los ahorros de la gente financiaran la licuación de los pasivos de las empresas y de las provincias, y, para confundir y hacer creer que eso tenía que ver con el corralito, le llamaron Corralón. Pero nunca tuvimos la intención de que el corralito terminará en lo que decidió Duhalde. Eso era lo que queríamos evitar.
Periodista: Usted mismo pidió una rebaja del 13 % de los salarios públicos y las jubilaciones. Así que era conciente que el pato lo terminarían pagando los trabajadores.
La rebaja del 13 % abarcó sólo a los salarios del sector público y a las jubilaciones superiores a 500 pesos del
El salario Real de los trabajadores formales, después de caer casi el 50 %, recuperó los niveles de diciembre de 2001 recién en 2006, la jubilación mínima recién recuperó los niveles reales de 2001 en 2004, y, como dije antes, los salarios reales de los trabajadores informales y las jubilaciones de los que ganaban arriba de la mínima, aún hoy están peor que en nuestra época.
Periodista: Usted diría entonces que quisieron sacar a De la Rúa del gobierno para hacerle pagar el costo de la solución de los problemas de competitividad y endeudamiento a los más pobres?
Sin ninguna duda. Y lo hicieron para poder decir que la culpa era nuestra y no de ellos. Por eso esperaron hasta el momento de mayor debilidad nuestra, cuando el Fondo Monetario también quería empujarnos a la devaluación y al Default, y en lugar de ayudarnos a enfrentar esa postura, se transformaron en sus ejecutores, echándonos la culpa a nosotros.