martes, 24 de abril de 2007

La capacidad productiva de la Argentina crece menos que en los 90

"La capacidad productiva de la Argentina crece menos que en los 90 "

Los defensores del denominado modelo “Productivo” sostienen que la economía Argentina ha crecido, desde 2003, más que en cualquier período anterior de nuestra historia. Si por crecimiento de la economía se entiende el crecimiento de la capacidad productiva, ello no es cierto.

Durante la década de los 90, la capacidad productiva creció a un ritmo mucho mayor que aquel al que está creciendo ahora. Basta repasar lo que ocurrió en los principales sectores de la economía.

El gran avance de la productividad agrícola que hoy permite tener cosechas record se produjo durante los noventa, entre otras cosas gracias a la eliminación de los impuestos distorsivos, que durante las décadas anteriores habían mantenido estancado al sector agropecuario. Si no fuera por los altos precios internacionales de la soja y de otros productos agropecuarios, hoy ese proceso de capitalización estaría nuevamente detenido, porque los impuestos distorsivos han vuelto a discriminar contra el sector agropecuario.

El aumento en la producción de energía, originado en una fuerte y eficiente inversión en petróleo, gas y electricidad, también se produjo durante los 90, gracias al proceso de privatización acompañado de reglas de juego que alentaron la inversión eficiente en exploración, extracción, generación, transporte y distribución de energía. Esta inversión ha desaparecido desde 2002, y si no fuera por la alta capacidad instalada heredada de la década anterior, hoy estaríamos asistiendo a una escasez de energía superior a la que se insinúa en el horizonte.

La modernización de los sistemas de comunicaciones y transportes, incluidos puertos y aeropuertos, también es resultado de las políticas de los 90s. Los congelamientos de tarifas y el esquema injusto e ineficiente de subsidios que se ha creado a partir de 2002, está llevando nuevamente a la desinversión y al atraso, especialmente en transporte urbano de pasajeros y transporte aéreo.

El equipamiento tecnológico en salud, educación y en los servicios en general también data de los 90. Desde la devaluación, ha sido prácticamente prohibitivo para los prestadores de servicios mantener el mismo nivel tecnológico al que habían accedido durante la convertibilidad.

En la industria manufacturera, especialmente en la industria automotriz y en la industria textil, la expansión reciente de la producción se ha dado gracias a la instalación de plantas con tecnología avanzada, instaladas durante los 90s.

En los únicos rubros en los que se notan más inversiones desde la devaluación, son el turismo, de indudables beneficios para el país y en la construcción, que ha revivido de una manera no tan beneficiosa. Lamentablemente no se está orientando hacia la creación de infraestructura eficiente ni a construcciones de viviendas para familias de clase media y baja, sino más bien a casas de fin de semana y a construcciones de lujo que se venden a inversores inmobiliarios, más que a usuarios finales.

Cuando la inflación creciente obligue a sincerar tarifas, precios, salarios y jubilaciones hoy atrasadas artificialmente, y la política monetaria deba endurecerse para evitar la espiralización de la inflación, va a quedar al desnudo la triste realidad: Los recursos extraordinarios que le cayeron al país como maná del cielo por la bonanza internacional, habrán sido despilfarrados en gastos superfluos y en inversiones costosas e ineficientes, sin que la primera década del siglo XXI haya aportado nada significativo a una expansión genuina de la capacidad productiva de la Argentina.