miércoles, 4 de julio de 2007

Vuelve la industria del Juicio Laboral


Entre los retrocesos más preocupantes de la organización económica Argentina está sin lugar a dudas la interpretación judicial de las normas laborales que resulta de la ofensiva gubernamental en contra de las reformas de los 90s.

IDESA, el Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina, que dirige Osvaldo Giordano, publica artículos semanales que describen con mucha claridad la naturaleza del problema que se está recreando.

Recomiendo a mis lectores acceder al sitio www.idesa.org y leer en particular el último informe semanal titulado "Se podrian sumar 30 mil juicios laborales por año".

Un reportaje nunca publicado


Un periodista interesado en nuestra historia reciente me pidió, hace algún tiempo, una entrevista que nunca publicó. Como sus preguntas me parecieron muy interesantes, quiero compartir, con mis lectores, las respuestas que le di. Como se trata nuevamente de una vuelta al 2001, a quienes ya estén cansados de leer mis escritos sobre este tema les pido disculpas y los invito a que sólo lean la respuesta a la última pregunta.

Periodista: ¿Usted no se dio cuenta en 2001 que Argentina no era competitiva?

Por supuesto que me di cuenta que la Argentina no era competitiva. La desvalorizaciòn del real, la depreciaciòn del Euro desde 1999 y la extrema apreciaciòn del Dòlar durante 2001, a pesar de la recesiòn que se vivìa en ese paìs y en muchas regiones del mundo, habìan deteriorado la competitividad de la economìa Argentina. Además, el excesivo gasto público y el endeudamiento, particularmente de las provincias, encarecían los costos internos de todas las actrividades productivas.

Pero resolver este problema mediante una devaluacióbn y pesificación forzada era castigar a la gente de una manera brutal. Yo no quería que ello ocurriera.

Por eso pusimos en marcha el Plan de Competitividad, que contemplaba acuerdos sectoriales para recuperar la competitividad de la economía, sin hacerle soportar el costo a los trabajadores y jubilados. Si se hubiera continuado con esta política, a partir de 2002, con la devaluación del dólar en el mundo y el aumento de los precios de las commodities que vino de la mano de la fuerte expansión de China e India, se habría producido una recuperación mucho más genuina de la competitividad, que la que se obtuvo por la devaluación.

Periodista: ¿Y con respecto a las deudas de las provincias y de las empresas, no advirtió que eran impagables?

Por supuesto que me di cuenta. Por eso encaramos primero el blindaje, luego el megacanje, y cuando vimos que las tasas de interés no bajaban y que, por el contrario, el riesgo país seguía aumentando, pusimos en marcha un programa de reestructuración ordenada de la duda, que sólo pudimos concretar en relación a la deuda interna. Ese programa daba una solución a la nación, las provincias y al mismo sector privado, para el que también se contemplaban mecanismos de refinanciación de pasivos, particularmente de aquellas empresas que habían caído en mora.

Pero Duhalde prefirió tirarles el problema de las deudas provinciales y empresarias a los ahorristas y trabajadores. Yo nunca quise que el problema del endeudamiento se resolviera a partir de una caída del salario real y de las jubilaciones de casi el 50 % y de una virtual expropiación de los ahorros de la gente. Yo nunca hubiera autorizado una devaluación combinada con pesificicación forzosa de los depósitos.

Periodista: ¿Pero Usted creó el corralito, que luego provocó la pesificación y la devaluación.

Todo lo contrario. El corralito, que no significaba expropiar ningún ahorro, sino que sólo obligaba a que los ahorros se movilizaran a través del sistema bancario, tenía por objeto evitar la desvalorización de los depósitos. Lo que ocurrió después, fue que Duhalde dispuso que los ahorros de la gente financiaran la licuación de los pasivos de las empresas y de las provincias, y, para confundir y hacer creer que eso tenía que ver con el corralito, le llamaron Corralón. Pero nunca tuvimos la intención de que el corralito terminará en lo que decidió Duhalde. Eso era lo que queríamos evitar.

Periodista: Usted mismo pidió una rebaja del 13 % de los salarios públicos y las jubilaciones. Así que era conciente que el pato lo terminarían pagando los trabajadores.

La rebaja del 13 % abarcó sólo a los salarios del sector público y a las jubilaciones superiores a 500 pesos del 1 a 1. La devaluación seguida de pesificación provocó una reducción real de los salarios, a través del impacto inflacionario, de más del 50 %. Aún hoy, seis años después, los trabajadores de la economía informal tienen salarios inferiores a los de diciembre del 2001, y lo mismo pasa con los jubilados que cobraban por entonces más de 500 pesos. Fíjese que en el caso de los jubilados que cobraban más de 1.000 pesos en 2001, hoy todavía soportan una reducción de sus jubilaciones del 40 %.

El salario Real de los trabajadores formales, después de caer casi el 50 %, recuperó los niveles de diciembre de 2001 recién en 2006, la jubilación mínima recién recuperó los niveles reales de 2001 en 2004, y, como dije antes, los salarios reales de los trabajadores informales y las jubilaciones de los que ganaban arriba de la mínima, aún hoy están peor que en nuestra época.

Periodista: Usted diría entonces que quisieron sacar a De la Rúa del gobierno para hacerle pagar el costo de la solución de los problemas de competitividad y endeudamiento a los más pobres?

Sin ninguna duda. Y lo hicieron para poder decir que la culpa era nuestra y no de ellos. Por eso esperaron hasta el momento de mayor debilidad nuestra, cuando el Fondo Monetario también quería empujarnos a la devaluación y al Default, y en lugar de ayudarnos a enfrentar esa postura, se transformaron en sus ejecutores, echándonos la culpa a nosotros.

sábado, 30 de junio de 2007

Con convertibilidad hoy estaríamos mucho mejor

Con convertibilidad hoy estaríamos mucho mejor

La crisis energética es consecuencia de la violación por el Estado de todos los contratos de concesión y de las reglas de juego de mercado que significó el congelamiento de las tarifas en pesos a los niveles anteriores a la devaluación. Si se hubiera mantenido la convertibilidad, las empresas habrían seguido invirtiendo y hoy no habría crisis energética.

La inflación ha reaparecido en la economía Argentina porque la devaluación permitió que los precios de los bienes competitivos con importaciones y la mayoría de los bienes de exportación se multiplicaran por 3, mientras se pretende evitar que los salarios y los bienes y servicios no ligados al comercio exterior aumenten en la misma proporción. Como esta pretendida redistribución regresiva del ingreso, además de injusta, es una situación de desequilibrio, todos los precios y salarios que aún no se multiplicaron por 3 seguirán aumentando hasta deshacer el efecto de la devaluación. Y si el gobierno insiste con la política de tipo de cambio real alto y vuelve a devaluar, la inflación se espiralizará y se transformará en una enfermedad crónica de la economía, como lo fue entre 1950 y 1990. Nada de esto habría ocurrido si no se hubiera abandonado la convertibilidad.

Hay desabastecimiento de muchos bienes, porque el gobierno quiere evitar el aumento de los precios con controles que violan las leyes más elementales del mercado. Nada de esto hubiera ocurrido con convertibilidad.

Los problemas del transporte urbano y del tráfico aéreo, también son la consecuencia de las distorsiones entre precios y costos que creó la devaluación. La situación sería totalmente diferente si continuara la convertibilidad.

Sin devaluación no hubiese habido Corralón, y el Corralito podría haberse levantado sin problemas en 90 días, luego de concluida la reestructuración de la Deuda, que, en diciembre de 2001, ya se había logrado en más de un 50 %.

Y, por si todo esto fuera poco, con convertibilidad podríamos haber acumulado el mismo crecimiento del empleo y de la producción, con mucho mejores perspectivas se sostenimiento en el tiempo, porque no existirían los cuellos de botella que hoy amenazan con frenar la expansión económica.

Quienes descreen de esta interpretación de nuestra historia reciente, no advierten que el crecimiento de los últimos cuatro años es simplemente el rebote de la fuerte caída anterior y a la bonanza internacional que se produjo a partir de la devaluación del… Dólar frente al Euro y las demás monedas. Era esta devaluación, y no la del Peso frente al Dólar la que se necesitaba para sacar al país de la depresión en que había entrado desde 1999.

Y la necesaria devaluación del Dólar frente a prácticamente todas las monedas importantes del mundo se produjo a partir de mediados de 2002. Como no podía ser de otra forma, vino acompañada de una fuerte recuperación de los precios de nuestros productos de exportación…en dólares!. Por lo tanto, aún sin devaluación del Peso frente al Dólar, los problemas de competitividad de Argentina se habrían resuelto de manera genuina, sin provocar injustas redistribuciones de ingresos y riqueza y sin crear los desequilibrios que hoy amenazan con generar estancamiento y aceleración inflacionaria.

Y si a lo largo de 2002, luego de reestructurada ordenadamente la deuda pública externa, hubiese quedado demostrado que el Peso seguía sobrevaluado, habría bastado moverse hacia una convertibilidad flotante, acompañada por una política monetaria de metas de inflación, como la que vienen aplicando Chile, México, Perú y Brasil, que de ninguna manera hubiera significado una devaluación del Peso mayor al 20 %.

Hasta que un gobierno no advierta que ésta es la lectura correcta de nuestra historia reciente, no se encontrarán soluciones ni a la crisis energética, ni a la crisis de los transportes, ni al desabastecimiento y, mucho menos, a la inflación.

Alguien tiene que animarse a decirle esto a Kirchner.

Espero no ser el único, porque lamentablemente, la estrategia de los que hoy aconsejan al Presidente es descalificarme en lugar de prestarme la atención que me brindaban cuando necesitaban de mi ayuda para ganar elecciones.

No estoy totalmente desesperanzado porque en Enero de 2002, cuando Duhalde producía la zafarranchosa salida de la convertibilidad, Kirchner todavía tenía buena intuición económica. Yo creo que perdió esa buena intuición cuando comenzó a re-estudiar economía con Lavagna como maestro…Bueno sería que así como se lo sacó a Lavagna de encima, se deshaga cuanto antes de los ideólogos del “Modelo Productivo” Duhaldista, que aún tienen monopolizado su oído.

Y, hablando de Duhalde, es sorprendente no encontrar en su reciente libro una línea sobre la cantidad de leña que él le puso al incendio cuando endeudó a su provincia de manera alevosa entre 1997 y 1999. Tampoco reflexiona sobre la leña que aportó a los incendios que ahora han comenzado a aparecer en la gestión de Kirchner. Se trata de un incendiario que cree que mientras haya incendios, puede ofrecer impunemente sus servicios de bombero.

Si fuera Riojano, votaría por Menem para la Gobernación de La Rioja

Si fuera Riojano, votaría por Menem para la Gobernación de La Rioja

Con la autoridad que me da haber sido fuerte crítico de muchas decisiones de Menem, particularmente durante su segundo término como Presidente, y de haberlo enfrentado con fuerza cuando muchos de los que hoy lo denigran le seguían chupando las medias, quiero que mis lectores sepan, que hoy, si yo fuera Riojano, lo votaría para la Gobernación de La Rioja.

Lo votaría por dos razones. Porque tiene la capacidad para gobernar mejor que cualquiera de los otros candidatos, todos los cuales, cuando él era Presidente, actuaban como perros falderos, y porque Menem merece un desagravio.

Sin duda cometió muchos errores durante los 10 años de gobierno nacional, pero fueron muchos más sus aciertos, sobre todo en momentos verdaderamente críticos como los de 1989 a 1991, y durante la Crisis Tequila, en 1995. Además gobernó tratando de unir a los argentinos y no de dividirlos.

Nadie conoce tantos entretelones como yo de la relación de Menem con quienes hoy dirigen la Nación y a muchas de las provincias, como para asegurar a mis amigos y lectores, que la hipocresía de quienes hoy denigran a Menem es alevosa.

Además de hipócritas eran o son mentirosos, antes o ahora, respectivamente. A todos los que hoy denigran a Menem y están en el gobierno, los escuché alabarlo adulonamente por las mismas acciones que hoy le critican. Y por supuesto, ninguno de ellos demostró el mínimo de coraje y honestidad para criticarlo cuando aún podía enmendar sus errores.

Yo espero que el Pueblo Riojano, que conoce bien a Menem y a sus anteriores colaboradores que hoy compiten con él, haga honor a su hidalguía y separe la paja del trigo. No me caben dudas, que si ello ocurre, Menem volverá a gobernar La Rioja.

viernes, 29 de junio de 2007

Si Macri se animara…


Si Macri se animara a competir por la Presidencia en Octubre -estrategia a la que Jorge Asis se viene refiriendo como "la combinada"- podría provocar un fenomenal cambio de humor en la Argentina.

A pesar de las múltiples evidencias de crisis originadas en errores de los gobiernos de Duhalde y de Kirchner, como el desabastecimiento de un número creciente de productos, la escasez de gasoil y gas natural, los cortes de electricidad, la vuelta de la inflación, los problemas del transporte urbano y del tráfico aéreo, el deterioro de prácticamente todos los servicios públicos,…etc., la mayoría de la gente parece resignada a un segundo mandato de alguno de los Kirchner, porque aún no ve a un candidato opositor que les pueda ganar en Octubre.

Hay múltiples evidencias de que la mayoría de los Argentinos son Kirchneristas por resignación, no porque el matrimonio presidencial les inspire gran confianza y mucho menos, nuevas esperanzas.

En este escenario, Macri tiene una oportunidad muy valiosa para él y para los argentinos. Si decide postularse como candidato a Presidente, acompañado de un Peronista no Kirchnerista, como Ramón Puerta, puede cambiar el humor de la gente y crear un clima de esperanza que lo va a conducir a la Presidencia este mismo año, no en el 2011.

Macri, postulándose como candidato a Presidente, no corre ningún riesgo. Nadie lo puede acusar de desentenderse de los problemas de la Ciudad porque si resulta elegido Presidente podrá apoyar desde allí a Gabriela Michetti, que está perfectamente preparada para ser Jefa de Gobierno.

Además, si no llegara a ganarle a los Kirchner en Octubre, asumiría de todas maneras la Jefatura de Gobierno de la ciudad con un Congreso Nacional que tendrá muchos más representantes de su arco político que lo que ocurriría si el candidato del PRO fuera otro.

Y acá está precisamente la clave de la razón política y además, patriótica, por la que Macri tiene la obligación de buscar la Presidencia ahora, en el 2007. Sólo con su propia candidatura puede lograr un elevado número de diputados y senadores, como para apuntalar su gestión en el Gobierno de la Ciudad y preparar el camino para ganar la elección presidencial en el 2011, si no triunfa este mismo año. Los demás dirigentes de su arco político, aún siendo muy valiosos, no muestran suficiente adhesión popular en las encuestas como para asegurar un número significativo de legisladores nacionales en la próxima renovación del Congreso Nacional.

Pero, el principal argumento, es que Macri puede ganar la elección Presidencial del 2007. Muchos de los gobernadores que hoy adhieren a Kirchner no lo hacen porque estén de acuerdo con él y con sus políticas, sino porque lo ven a él o a su esposa como seguro próximo Presidente. Si con su anuncio, Macri logra convencer a muchos dirigentes que tiene chances de ganar, no alcanzarán las garrochas para todos los que estarán dispuestos a saltar…

Escribo esta nota luego de haber pensado mucho sobre el tema y luego de haber buscado afanosamente argumentos racionales para descartar la candidatura de Macri en el 2007. El que me parece más equivocado es el que sostiene que si Macri se presenta en 2007 y no logra triunfar, desmejoraría sus chances de ser un buen Jefe de Gobierno y de ganar la Presidencia en el 2011. Craso error! Aún perdiendo la Presidencia este año, ganará mucho apoyo en el futuro Congreso Nacional. Habrá armado una imprescindible estructura nacional, para aspirar a la Presidencia en el futuro. Y en cuanto a las chances para el 2011, sólo pueden aumentar, porque con un número grande de legisladores nacionales, se transformará en el líder indiscutido de la oposición relevante.

Hablo de oposición relevante, para referirme a la que puede prometer un verdadero cambio si reemplaza a la fuerza política en el gobierno. La otra oposición, como la que pretenden hacer Lavagna y la UCR no Kirchnerista, no es relevante, porque nadie vota un cambio de gobierno para “emprolijarlo”.

Ojalá Macri se anime.

Hasta podría llegar a ocurrir que ante la duda de Kirchner sobre si debe o nó ser candidato él mismo, en lugar de elegir a su esposa como sustituto, tenga que valerse de Scioli... para no correr el riesgo de que lo suceda un gobierno que plantee una discontinuidad demasiado incómoda para alguien que ha agredido a tanta gente desde el poder. En ese caso será legítimo cantar...carambola!


domingo, 24 de junio de 2007

El PRO debe jugarse también a nivel Nacional

El PRO debe jugarse también a nivel Nacional

El aplastante triunfo de Macri en la Ciudad de Buenos Aires ha creado sin duda una esperanza de cambio, no sólo a nivel local, sino sobre todo, a nivel nacional.

He escuchado argumentar que a Macri le conviene que Kirchner siga gobernando cuatro años más, que serán de seguro deterioro, para poder ser él Presidente a partir del 2011, luego de demostrar su capacidad de gestión en la ciudad. El razonamiento sería correcto si Macri pensara más en su futuro personal que en el futuro del País.

Pero si, como yo creo, Macri es consciente de la enorme responsabilidad que ha comenzado a asumir como líder indiscutido de la oposición, va a tener que trabajar por un triunfo del PRO ya en las elecciones presidenciales de Octubre próximo.

Ricardo Lopez Murphy y Ramón Puerta son dos dirigentes de probada capacidad que bien podrían conformar una fórmula presidencial con chances de entrar en la segunda vuelta de la elección de Octubre, porque los resultados electorales de 2005 y los de las elecciones provinciales recientes, incluidos los de la Ciudad de Buenos Aires y Tierra del Fuego, muestran que no es imposible que Kirchner obtenga menos del 40 % de los votos en la primera vuelta de Octubre. En este escenario, el único desafío para la fórmula del PRO es sacar mas votos que Lavagna, algo que es perfectamente posible, sobre todo si el PRO suma con Puerta una parte del electorado Peronista que está disgustado con Kirchner.

Como sostuve en mi nota del 2 de abril próximo pasado ofrecer una alternativa superadora al gobierno de Kirchner en Octubre próximo es difícil, pero no imposible. Los resultados de las elecciones que acaban de realizarse demuestran que incluso, puede no ser tan difícil. Animo!

jueves, 21 de junio de 2007

La Argentina sin convertibilidad: mejores o peores chances de estabilidad y crecimiento?


Por Domingo Cavallo

Quienes decidieron el abandono de la convertibilidad y los que siempre criticaron a las reformas económicas de los 90’s sostienen que la fuerte recuperación del nivel de actividad económica que se viene dando desde 2003, fue resultado del nuevo “modelo económico”, inaugurado en enero de 2002. A este modelo lo califican de “productivo”, en contraste con el anterior, al que caracterizan como de “especulación financiera”.

Muestran, como prueba de este argumento, el crecimiento del PBI del 9 % anual que se viene observando desde 2003, en contraste con la depresión económica que caracterizó al período 1998-2002.

En esta nota se contra-argumenta que la mayor caída del PBI, el mayor aumento del desempleo y de la pobreza, y la peor redistribución regresiva del ingreso, dentro de los años de depresión, se produjo en el primer semestre de 2002, precisamente como consecuencia de la hiperdevaluación que resultó del abandono de la convertibilidad y dió nacimiento al “nuevo modelo económico”.

Como parte del contra-argumento se sostiene que el crecimiento de los últimos tres años es consecuencia de la bonanza mundial que benefició a Argentina más que a otros países, porque, gracias precisamente a la convertibilidad y las reglas de juego de los 90’s, Argentina estaba bien capitalizada y se había modernizado. Como durante varios años había subutilizado su capacidad instalada a causa de la larga recesión, cuando la bonanza económica mundial permitió la recuperación, ésta fue vigorosa.

El crecimiento habría sido aún mayor y se habrían evitado los nuevos problemas que han ido apareciendo en la economía argentina desde 2002, si se hubiera continuado con el manejo dentro de las reglas que estuvieron vigentes durante casi 11 años y dos administraciones de signo político opuestos.

En este artículo se comienza explorando si habría sido técnicamente posible evitar el abandono de la convertibilidad frente a la situación económica y social que se vivía en Diciembre de 2001, cuando se produjo la caída del Gobierno de Fernando De La Rúa y su reemplazo, luego de varios presidentes interinos, por el Gobierno de Eduardo Duhalde.

A continuación se trata de responder la siguiente pregunta: ¿qué habría pasado si se hubiese seguido manejando la economía dentro de las reglas de juego de los 90’s, como ocurrió hasta el 19 de Diciembre de 2001?

Finalmente se trata de predecir cuál sería la situación actual de la economía Argentina, si la convertibilidad y las reglas de los 90’s no hubieran sido abandonadas.

Evolución de la deuda pública.

En el segundo semestre de 2001, cuando argentina perdió el crédito, el problema más grave era la pesada carga de la deuda pública que se había acumulado como consecuencia de los elevados déficit fiscales desde 1995. La deuda más onerosa y que estaba creando más problemas era la de las provincias, contraída en su mayoría con los bancos del sistema financiero Argentino.

La deuda pública provincial ascendía a 16 mil millones de dólares y durante el año 2001 había significado pago de intereses por 3.500 millones de dólares. Hacia mediados de diciembre, los acreedores de las provincias, fundamentalmente los bancos comerciales locales, habían aceptado canjear voluntariamente sus acreencias por el préstamo consolidado, conforme la propuesta de reestructuración de deuda que había sido lanzada el 1 de noviembre anterior. De esta forma, esa deuda había sido transformada en un préstamo consolidado al 7 % de interés anual y a plazos 3 años más largos que los originalmente pactados. Es decir que las provincias recién deberían afrontar vencimientos de capital a partir del año 2005 y desde diciembre de 2001 gozarían de una reducción de gastos por intereses de alrededor de 2 mil millones anuales.

La deuda pública nacional, que ascendía a 118 mil millones de dólares, constaba de tres componentes: a) la deuda con organismos multilaterales y gobiernos del exterior por 30 mil millones de dólares, cuyos términos contractuales no incluían una prima de riesgo elevada, y podía ser refinanciada en forma normal; b) La deuda con acreedores no oficiales que había sido transformada en un préstamo garantizado, a tasa de interés no superiores al 7 % anual y a plazos 3 años mas largos que los originalmente planeados. Se habían presentado voluntariamente a este canje acreedores por 39 mil millones de dólares, entre los cuales estaban los bancos locales, los fondos de pensiones y tenedores de bonos, residentes en Argentina y en el exterior, que decidieron aceptar la ley argentina y la garantía ofrecida por el gobierno Argentino[1];c) Los bonos en manos de tenedores, preponderantemente del exterior, que no habían participado en el canje por el préstamo garantizado, que ascendían a 40 mil millones de dólares. Estos bonos devengaban una tasa de interés promedio del 10 % anual.

La transformación de 39 mil millones de bonos y préstamos anteriores al préstamo garantizado suponía una economía de intereses, esta vez para el presupuesto nacional, de otros 2 mil millones de dólares, es decir una reducción absoluta, muy parecida a la que obtenían las provincias por su deuda[2].

El 15 de enero de 2002 se iba a lanzar una propuesta de canje para los bonos aún no transformados en préstamo garantizado, que en la práctica significaría una reducción a la mitad de su factura de intereses. Es decir que se esperaba conseguir otra reducción adicional de 2 mil millones de dólares en el costo anual de intereses para el presupuesto nacional[3]. Para esta oferta ya se había designado un comité de asesores financieros que habían aceptado integrar: Jacob Frenkel de Merryl Linch, Bill Rhodes de Citigroup y Joe Ackerman del Deutsch Bank. Planeábamos utilizar “exit consent clauses” para asegurar una participación completa de los acreedores cuyas acreencias aún no habían sido reestructuradas.

En definitiva, la deuda pública de la Nación y de las provincias seguiría siendo de 134 mil millones de dólares, pero con un costo anual de intereses inferior al de 2001 en 6 mil millones de dólares. Ello haría posible alcanzar la meta del déficit cero en todas las jurisdicciones desde 2002.

Con déficit cero, este nivel de deuda se mantendría constante hasta 2005. A partir de allí la Nación y las provincias deberían generar superávit fiscal, para afrontar las amortizaciones del capital adeudado o acceder nuevamente al mercado voluntario de crédito demandando montos equivalentes a esas amortizaciones.

Déficit fiscal de la Nación y de las provincias.

Las reducciones de gastos primarios decididas e implementadas por las provincias y la Nación durante 2001- ya aprobadas por el Congreso al tratar la Ley del Déficit Cero-, equivalente a 6 mil millones de dólares anuales, más la reducción de la factura de intereses en otros 6 mil millones de dólares anuales, permitía planear el déficit cero con alta probabilidad de ser alcanzado.

En el corto plazo existían dudas derivadas de la caída de la recaudación impositiva que se había producido durante el cuarto trimestre de 2001 y que tenía como causa principal, precisamente a la crisis financiera desatada a partir de mediados de año. Como financiamiento puente para un eventual déficit transitorio de las provincias durante los primeros meses de 2002, se había previsto la emisión de letras de consolidación de deudas provinciales (LECOPs), las que por algún tiempo servirían como monedas no convertibles, que serían rescatadas con superávits fiscales, una vez superada la crisis financiera y normalizada la recaudación impositiva.

Restricciones cambiarias y a la extracción de dinero en efectivo de los bancos.

Los controles de cambios establecidos el 1 de diciembre de 2001 y las restricciones al retiro de dinero en efectivo de los bancos, que habían sido introducidas con motivo del agotamiento de la liquidez del sistema financiero durante los últimos días de noviembre, se iban a levantar el 1 de marzo, fecha para la que se esperaba tener cerrada la segunda etapa de la reestructuración de la deuda y conseguida la reducción anual de intereses de 6 mil millones de dólares. Mientras tanto los pagos internos de la economía podrían continuar haciéndose, sin restricciones, a través de transferencias bancarias y los pagos internacionales según las autorizaciones del Bango Central.

Los Bancos que luego de levantarse las restricciones tuvieran dificultades para atender el retiro de depósitos por falta de liquidez, deberían reestructurar sus obligaciones según el procedimiento contemplado en el artículo 35 bis de la Ley de entidades financieras, pero era perfectamente posible evitar la reestructuración forzosa de los depósitos bancarios que tanto afectó a los ahorristas en enero de 2002.

El Banco Central habría dispuesto, como margen de maniobra, de reservas adicionales por más de 4 mil millones de dólares, porque para acompañar el proceso de reestructuración ordenada de la deuda, el FMI se había comprometido a desembolsar 3 mil millones de dólares cuando se aprobó el aumento de la asistencia en

Agosto de 2001 y estaba pendiente el desembolso de la cuota del blindaje correspondiente al cuarto trimestre de 2001, por 1.260 millones de dólares.

Régimen monetario,

Simultáneamente con el levantamiento de los controles de cambio, se pensaba dejar flotar el Peso dentro de una banda definida por el valor del Dólar y el valor del Euro, con lo que mientras el Euro fuera más débil que el Dólar, el Peso podría devaluarse hasta alcanzar el valor del Euro. Si el Euro pasara a valer más que el Dólar, como efectivamente ocurrió en mayo de 2002, el Peso volvería a quedar pegado al Dólar, pero a un dólar más débil, y, por tanto, más favorable a las exportaciones argentinas. La flotación del Peso entre el Euro y el Dólar tendría por objeto eliminar el factor de convergencia con que se había tratado de alterar el tipo de cambio efectivo para exportaciones e importaciones a partir de junio de 2001, pero que había comenzado a producir un cierto costo fiscal a causa de la caída de las importaciones. Además la flotación del Peso entre el Dólar y el Euro duplicaría el efecto expansivo del factor de convergencia.

Si, después de reestructurada la deuda y alcanzado el déficit cero, al momento de levantarse los controles de cambio y las restricciones al retiro de efectivo de los bancos, la prima de futuro del dólar persistía en predecir una devaluación mayor a la del Euro, no se descartaba disponer la libre flotación del dólar acompañada por un mecanismo de ayuda a los endeudados en dólares del sector privado. Esta ayuda estaría condicionada al alargamiento de los plazos de pagos de las deudas en dólares, de tal manera que no hubiera desembolsos efectivos mientras el Peso pudiera estar exageradamente devaluado.

Nadie esperaba por entonces una devaluación mayor al 20 % y de ninguna manera se hubiera dado la hiperdevaluación del Peso del principio de 2002. Lo que provocó la estampida del precio del dólar desde que comenzó a manejar la economía el gobierno de Duhalde, fue la combinación de pesificación asimétrica con suspensión de los pagos de la deuda, sin propuesta de reestructuración a la vista y con perspectivas de mantenimiento de un fuerte déficit fiscal, agravado por los costos de la pesificación asimétrica.

Inflación y nivel de actividad económica.

La inflación se habría mantenido al nivel del 2 o 3 % anual, como había ocurrido durante los años normales de la convertibilidad. La devaluación (acotada al valor del Euro o probablemente mayor si se hubiese ido a la libre flotación) habría revertido la deflación de los años anteriores, pero no habría provocado la inflación persistente que siguió a la hiperdevaluación de Duhalde, porque en caso de irse a la flotación, el Banco Central habría comenzado a manejar la política monetaria con metas de inflación, como en la mayor parte de los países del mundo que tienen moneda convertible y libre flotación.

El nivel de actividad no habría caído en la magnitud que lo hizo en el 2002, porque se habría evitado el efecto contractivo inicial de la hiperdevaluación y durante el mismo 2002 habría comenzado la recuperación, reestructurada la deuda y revertida la incertidumbre financiera, para transformarse en crecimiento vigoroso a partir del 2003.

Los favorables términos del intercambio externo que comenzaron a darse desde fines del 2002 y la gran liquidez de los mercados mundiales que predominó durante los años siguientes, habrían permitido una expansión de las exportaciones, la inversión y el consumo aún mayor que la que se dio desde 2003 en adelante. Se habría evitado la gran caída de la inversión, particularmente en los sectores de energía y servicios públicos, que sobrevino a la violación por parte del gobierno de Duhalde de todos los contratos de concesión.

La recaudación impositiva.

La recuperación de la normalidad financiera habría revertido la caída de la recaudación de IVA y Ganancias. El impuesto a las transacciones financieras, como mecanismo de pago a cuenta del IVA y Ganancias habría ayudado a evitar la evasión sin desalentar el uso del dinero bancario. El acostumbramiento de la gente al uso de la tarjeta de débito más la implementación completa de sistemas transparentes de subsidios sociales pagados a través de cuentas bancarias con tarjetas de débito, habría permitido reducir la evasión a un mínimo. Se podría haber seguido con la transformación de los aportes patronales jubilatorios en pagos a cuenta del IVA, tal como se lo había comenzado a hacer con los planes de competitividad y ello habría facilitado un mejoramiento genuino y sostenible de la capacidad de las empresas argentinas para competir con la producción extranjera, tanto en los mercados del exterior como en el mercado interno.

Ni el Gobierno Nacional ni los gobiernos provinciales habrían necesitado recurrir a la aplicación de impuestos distorsivos. La regla del déficit cero se podría haber cumplido con un sistema impositivo normal y la bonanza internacional de los últimos años habría permitido generar superávits fiscales, los que deberían haber sido utilizados para alimentar un fondo de estabilización fiscal, como el que desde hace varios años funciona en Chile.

Reglas de juego de la economía y seguridad jurídica.

Si se hubiera seguido el camino que estaba planeado a fines del 2001, hoy continuarían vigente las reglas de juego de los años noventa, sin el desaliento estructural a las exportaciones y las inversiones más productivas que hoy generan las retenciones a las exportaciones, las prohibiciones para exportar, los congelamientos de tarifas, los controles de precios, las regulaciones laborales que están recreando la industria del juicio y los subsidios e inversiones en servicios públicos financiados y decididos por el Estado, que están recreando los mecanismos de ineficiencia y corrupción que en las décadas del 70 y del 80 predominaban en las viejas empresas del Estado.

La situación actual.

Lamentablemente, a mediados de 2007, Argentina enfrenta muchos problemas por haberse abandonado las reglas de juego de los 90’s.

La inflación se ha transformado nuevamente en una enfermedad crónica de la economía. Si se revirtiera la holgada situación fiscal actual, que se ha producido exclusivamente por la bonanza internacional y por la reducción de los salarios públicos y las jubilaciones, que además de injusta es sólo transitoria, reaparecería el fenómeno de la stagflación que caracterizó a las décadas de los 70’s y 80’s.

Como consecuencia de la hiperdevaluación, se produjo una redistribución regresiva del ingreso y de la riqueza que aún persiste en la forma de salarios reales muy bajos en sectores de servicios y en la economía informal, así como en las jubilaciones superiores a la mínima.

Si bien la pesificación combinada con devaluación bajó significativamente el costo anual de intereses, lo hizo a costa de un aumento significativo del stock de deuda, por el costo fiscal de la pesificación asimétrica. Esto significa que aumentó el costo de la amortización futura del capital adeudado. Además quedan pendientes bonos que no se presentaron al canje por más de 24 mil millones de dólares de capital, muchos de los cuales han iniciado trámites judiciales de cobro. Esta discusión no permite normalizar la relación financiera de Argentina con el mundo y dificultará la entrada de inversiones extranjeras.

Están caídos y pendientes de renegociación casi todos los contratos con las empresas privadas que operan los servicios públicos y la energía. Existe una enorme distorsión de precios relativos, se ha paralizado la inversión privada desde 2002 en estos sectores y hay millonarios reclamos ante el CIADI. Esta situación resentirá la capacidad productiva en los próximos años.

El esquema de integración energética del Cono Sur, que Argentina había comenzado a promover, de manera ejemplar, durante los noventa, está no sólo estancado sino en franco proceso de desaparición. También están en franco retroceso todos los procesos de integración regional, bilateral y multilateral en los que Argentina había sido un promotor entusiasta. En síntesis, la Economía Argentina se está desintegrando del Mundo, precisamente en un momento en que el proceso de globalización avanza con todo vigor y está produciendo una bonanza mundial.

Conclusión.

Las decisiones de Eduardo Duhalde como presidente designado por el Congreso para completar el mandato de Fernando de la Rúa, si bien resolvieron el problema de las empresas y provincias fuertemente endeudadas, que fueron quienes le dieron el apoyo político y económico para sostenerse en el poder, no contribuyeron a avanzar hacia la solución de los problemas económicos y sociales de la Argentina.

Los resultados positivos que hoy se muestran son fruto de circunstancias externas muy favorables que habrían producido efectos aún mejores si no se hubieran destruido las reglas de juego económico de los 90’s.

Los problemas que hoy afectan a la economía, desde la inflación hasta la descapitalización de los sectores de servicios públicos y privados, pasando por los muchos reclamos judiciales de acreedores, inversores externos y jubilados, no existirían si se hubiese continuado con aquellas reglas de juego. La solución de estos problemas a través de decisiones estatales requerirá un fuerte aumento del gasto público.

Los beneficios macroeconómicos que se suelen señalar como resultado del cambio de modelo económico: reducción del gasto público real, aumento de la recaudación impositiva y mejora en los estímulos para producir bienes competitivos con importaciones y de exportación, son frutos de distorsiones en precios y salarios relativos, impuestas autoritariamente y de forma poco transparente, que tienden a eliminarse en el tiempo. Lo más probable es que al final del proceso de ajuste de precios relativos, la situación fiscal y el sesgo anti-exportador de la economía se compararán desfavorablemente con lo ocurrido durante la década de los 90’s.



[1] Ya habían sido transformados en préstamo garantizado, 26 mil de los 30 mil millones de dólares de bonos emitidos con motivo del mega-canje de mayo de 2001

[2] Proporcionalmente la reducción de intereses para la Nación resultaba menor, porque las tasas de interés de los bonos y préstamos originales, habían sido significativamente menores a las que habían venido pagando las provincias.

[3] Para justificar la diferencia de 2 puntos porcentuales anuales entre el 7 % del préstamo garantizado y el 5 % de los nuevos bonos a entregar en el canje por ofrecerse, contábamos con el argumento de la mayor liquidez de los bonos y el hecho que ellos serían emitidos bajo ley extranjera

jueves, 7 de junio de 2007

Buenos Aires reina pero no gobierna

El titulo pertenece a un artículo que yo no escribí. Pero que me gustaría contar con la capacidad literaria como para haberlo hecho. No es sólo una pieza bella sino inteligente. Como comparto todo su contenido y gocé al leerlo, quiero recomendarlo a todos mis lectores. Lo escribió Diana Ferraro y está en su blogg

jueves, 31 de mayo de 2007

Valiente artículo de Carlos Bastos

Valiente artículo de Carlos Bastos

Muy probablemente, cuando les llegue este mensaje, la mayoría de mis lectores ya habrá visto la nota de tapa de La Nación firmada por Carlos Bastos. Por si no lo han hecho les envío el link.

Muchos dirigentes políticos de la oposición han hablado de la crisis energética. Pero , lamentablemente, ninguno dice que la solución comienza con un inevitable tarifazo. No lo hacen porque tienen miedo de perder votos. Afortunadamente, todavía quedan profesionales valientes, de reconocida capacidad y trayectoria, que se animan a decir verdades. Aunque duelan y no preanuncien tiempos mejores. Mal que les pese a los políticos en campaña, "la verdad es la única realidad".

martes, 29 de mayo de 2007

Phelps en Argentina…Ojala le presten atención

Phelps en Argentina…Ojala le presten atención

La visita de Edmund Phels a Buenos Aires no podría haber sido más oportuna. Su discurso, en la Universidad de Buenos Aires, fue muy apropiado para nuestro país. Vale la pena leer la muy buena crónica de La Nación. Se lo recomiendo a todos mis lectores. Que lo aprovechen!

domingo, 20 de mayo de 2007

Anteojeras ideológicas que engendran desabastecimiento y corrupción

Anteojeras ideológicas que engendran desabastecimiento y corrupción

Kirchner y De Vido, son dos de los hombres públicos a los que aprecié por su pragmatismo y sentido común mientras interactué con ellos como Ministro de dos gobiernos nacionales, hasta diciembre de 2001.

Pero me alarma ver cómo se están enredando de una forma muy peligrosa en las redes del desabastecimiento y la corrupción, a pesar de las condiciones externas, extraordinariamente favorables, que enmarcan su gobierno. Y a pesar de que fueron testigos y actores de una década de éxitos y fracasos, de la que deberían haber aprendido mucho. Me refiero, sin dudas, a la década del 90.

Estoy absolutamente convencido, que el origen de este enredo está en la falta de escrúpulos con la que decidieron utilizar, por oportunismo político, anteojeras ideológicas ajenas, prestadas por izquierdistas anacrónicos, que además de no saber interpretar nuestra realidad, tienen un supino desconocimiento de lo que está aconteciendo en el mundo.

Estas anteojeras tienen el efecto de transformar en negativo todo lo bueno de las reformas económicas y de la política exterior de la Argentina de los 90, confundiendo el verdadero origen de la dolorosa crisis que se inició en el segundo semestre de 1998 y tuvo su punto culminante en 2002.

Son tan engañosas estas anteojeras, que están llevando a Kirchner y a De Vido a perseverar de una manera infantil en los errores de los 90s, al mismo tiempo que revierten los que fueron indudables aciertos de aquella época. Con ello sólo consiguen acentuar los problemas que nunca fueron solucionados y recrear los problemas que habían sido exitosamente superados.

Por supuesto que contribuyen a este engaño, las favorables circunstancias externas que acompañan a la gestión del Gobierno, y que han permitido logros en materia económica, que el Presidente, en una peligrosa actitud autocomplaciente, prefiere atribuir a sus supuestos aciertos, cuando en realidad le están permitiendo perseverar en errores que tendrán un enorme costo futuro.

Podría ejemplificar esta afirmación con referencias a la inflación, la inseguridad, las jubilaciones, la atención de la salud, la educación, el transporte urbano, la desocupación y la pobreza extrema. Pero hoy me referiré exclusivamente al caso de la energía, que es sumamente ilustrativo y cuyos síntomas de crisis están en la tapa de todos los diarios.

Hasta fines de 2001, el abastecimiento energético era no sólo abundante sino también barato en comparación con el resto del mundo. Además nos habíamos transformado en exportadores de energía, de gas a Chile y Uruguay y de electricidad a Brasil, lo que nos daba autoridad para promover un esquema integrador regional, basado en reglas de mercado como el que existe en la Unión Europea.

En aquel momento, estábamos incluso avanzados en comparación con la misma experiencia Europea y, ciertamente, con respecto a los Estados Unidos de América, que observaba nuestras reformas en la búsqueda de soluciones a las crisis eléctricas de California y otros estados, en los que el proceso de desregulación había sido parcial y desequilibrado. Pruebas de esta afirmación se encuentran en abundancia releyendo los discursos de quienes hablaron en el Congreso Mundial de la Energía, realizado precisamente en Buenos Aires, en el año 2001. Por entonces, La reforma del sector de la energía en Argentina era considerada un caso ejemplar por todos los expertos del mundo que la habían estudiado.

El fluido abastecimiento de combustibles, gas y electricidad a precios competitivos se había logrado en pocos años, a pesar de la crisis energética extrema en la que había terminado la década del 80, con cortes de electricidad de varias horas al día y con importación de combustibles y gas natural, a pesar de las reservas inexploradas que había en el país.

La clave de este exitoso desarrollo energético fue el proceso de privatización, hecho con marcos regulatorios aprobados por ley, entes reguladores integrados por personal técnico seleccionado por concurso y bien remunerados.

En ese marco, el Estado no sólo obtuvo ingresos de capital por casi 15 mil millones de dólares, sino que Argentina consiguió que el sector privado invirtiera en exploración y explotación del petróleo y el gas natural, en generación de energía eléctrica, en potenciación y ampliación de redes de transporte de todo tipo de energía y en el mejoramiento y la ampliación de las redes de distribución de gas y electricidad. Estas inversiones superaron los 20 mil millones de dólares durante la década.

Kirchner y De Vido no son responsables de la desarticulación inicial de este exitoso marco normativo, porque ella se produjo a partir de Enero de 2002, cuando Duhalde y sus colaboradores decidieron congelar las tarifas de los servicios energéticos al nivel que tenían, en pesos, antes de la devaluación. Esto, que en los términos de Lavagna, permitió que la devaluación real fuera “exitosa”, es decir, que no se trasladara totalmente a los precios y salarios internos, fue letal para el funcionamiento del sector energético.

A partir de ese momento, los precios y las tarifas percibidos por los productores de energía sólo les permitieron cubrir, en el mejor de los casos, los costos de operación, pero le impidieron recuperar la inversión de capital. Como consecuencia lógica, la inversión nueva, por parte del sector privado, prácticamente desapareció. En la práctica se creó un subsidio escondido a los usuarios finales de energía, del orden de los dos tercios del valor de toda la energía producida en el país, que se financió con la virtual expropiación del capital privado invertido en el sector durante la década de los 90.

Como era de esperar, con semejante subsidio, la demanda de energía creció a ritmo muy rápido, pero la capacidad de producción, inicialmente elevada, gracias a aquella inversión de los 90s, se estancó. A poco de andar, comenzaron los desequilibrios entre demanda y oferta, que primero se ajustaron reduciendo las exportaciones de gas a Chile, aumentando las importaciones de gas de Bolivia y de fuel oil de Venezuela, y que ahora ya se han transformado en inseguridad y baja calidad del abastecimiento energético interno.

A partir de 2003, Kirchner y De Vido, usando ya las anteojeras ideológicas que los llevan a una lectura totalmente equivocada de los acontecimientos económicos de los 90s, decidieron encarar el problema de la incipiente crisis energética a través de la estatización de la nueva inversión en el sector. De esta forma se enredaron peligrosamente en las redes del desabastecimiento y la corrupción.

Anunciaron planes energéticos ineficientes, que, para colmo nunca podrán implementar, porque serán obstaculizados por incontables acusaciones de corrupción. Los planes son ineficientes porque desde 2001, a causa del desmantelamiento y politización de los entes reguladores, el Estado Argentino no cuenta ni siquiera con los equipos técnicos necesarios para controlar la operación del sector privado, mucho menos para planificar adecuadamente la expansión del sistema.

Como ya había ocurrido en la década de los 80, aparecieron iniciativas que sólo interesan a los posibles proveedores y contratistas, por los negocios que pueden llegar a realizar, pero que de ninguna manera son respuestas eficientes al déficit de servicios energéticos. Además, sacaron la responsabilidad y el financiamiento de esta nueva inversión, del ámbito de los concesionarios privados y lo trasladaron al de los fondos fiduciarios administrados por el Banco de la Nación, conforme a instrucciones impartidas desde el Gobierno.

Este sistema por su falta de transparencia, torna creíbles las numerosas sospechas de corrupción, que nacen no sólo de las facturas truchas descubiertas por la AFIP, sino de la simple comparación del costo actual de las obras, en comparación con las que decidió y financió el sector privado durante la década de los 90. Estas denuncias paralizarán la ejecución de las obras, como ya se está insinuando. De esta forma, los planes de inversión, además de ineficientes, se transformarán en inconclusos.

Es asombroso que Kirchner y De Vido, con toda la experiencia de la década de los 90, no se hayan dado cuenta que esto iba a ocurrir. Todas las acusaciones probadas de corrupción de los 90s se produjeron precisamente en los ámbitos como el Banco de la Nación, el PAMI y las empresas públicas antes de ser privatizadas, donde continuaron en vigencia los viejos sistemas de contratación del Estado, y se produjeron y descubrieron precisamente por los mismos mecanismos que ahora la AFIP ha detectado en el caso Skanka.

La inversión del sector privado que durante los 90s permitió una inédita expansión en la capacidad de producción de servicios energéticos, fue no sólo muy eficiente sino que no dio lugar ni siquiera a sospechas de corrupción, a pesar de toda la oposición ideológica de sectores de izquierda acostumbrados a hacer política a partir de acusaciones generalizadas de corrupción.

Es una tragedia para la Argentina, que Kirchner y De Vido, que tuvieron y tienen la experiencia de aciertos y errores de los 90 ante sus ojos, se priven de examinarla y aprender de ella, simplemente porque han decidido utilizar anteojeras ideológicas que les desfiguran la realidad.

Para colmo de males, la oposición que pretende desbancar a Kirchner y a De Vido, lejos de advertir sobre la inconveniencia de utilizar esas anteojeras, trata de convencer a la ciudadanía que el origen del problema no es el estatismo anacrónico con el que se pretende manejar el sector, sino la baja calidad moral de los funcionarios. Con este sistema de administración del sector energético, tendremos cortes de luz y escasez de gas aún cuando consiguiéramos que los funcionarios fueran ángeles del Cielo o verdaderos santos en la Tierra.

Los problemas de desabastecimiento se podrían resolver muy fácilmente, si el Gobierno y la oposición, advirtieran de una buena ves, que la ineficiencia y la corrupción no son el resultado de algunos malos funcionarios sino de las reglas de juego que enmarcan los sistemas de administración de los servicios que la gente necesita para vivir dignamente.

Hasta que esto no ocurra, las redes del desabastecimiento y la corrupción, destruirán por igual la s posibilidades de éxito, tanto del actual gobierno como de un eventual gobierno opositor.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Los chinos conocen, y aplican, la teoría económica de los mercados competitivos

Los chinos conocen, y aplican, la teoría económica de los mercados competitivos

A pesar de la fuerte retórica proteccionista y condenatoria de las violaciones a los derechos de propiedad intelectual y las “manipulaciones monetarias” chinas en el Congreso de los Estados Unidos de América, la actitud de las autoridades chinas es de respeto y comprensión de los reclamos norteamericanos. Siempre están dispuestos a sentarse a discutir soluciones a los conflictos.

Los chinos son muy conservadores, en el sentido de que sólo cambian de políticas cuando se convencen que las anteriores están produciendo resultados negativos. Y cuando deciden cambios, los implementan con mucho gradualismo, ya sea en el espacio o en el tiempo.

Los chinos son conscientes que ellos son los grandes ganadores en la carrera hacia la economía global. Y lo son no sólo porque han logrado 30 años consecutivos de crecimiento del orden del 10 % anual y un impresionante mejoramiento en el nivel de vida de su creciente población urbana, sino porque hace ya años que estudiaron y entendieron el teorema de Stolper-Samuelson y de Rybczynski, que demuestran que el comercio de bienes, aún sin movilidad de la mano de obra, tiende a igualar la remuneración de los factores de la producción, en general, y de la mano de obra en particular.

Los chinos saben que su incorporación a la economía global de mercado, significa reducir drásticamente la relación Capital/Trabajo en el mundo, y ello trae como consecuencia ineludible, el aumento de la renta del capital y la disminución relativa de la retribución al trabajo. Por eso entienden que a pesar de que los capitalistas del mundo ven con ojos amistosos su presencia en la economía global, los gobiernos democráticos de occidente, muy comprometidos con el bienestar de sus trabajadores, no podrán evitar actuar con suspicacia, e incluso oposición, frente al progreso avasallante de China.

Los chinos conocen todos estos conflictos emergentes de su inserción en la economía mundial, porque el la década de los 70, cuando comenzaron a preparar su proceso de apertura económica, dejaron de estudiar en los libros de Marx sus críticas a la Economía Política, y se dedicaron a estudiar economía de mercado.

Cuando yo era un alumno en la Universidad de Harvard, hice un viaje a visitar a amigos que estudiaban en la Universidad de Chicago, y el fenómeno que más me llamó la atención fue ver una gran cantidad de chinos tomando los cursos de Theodore W Schultz, el legendario Premio Nobel por sus trabajos sobre Economía Agrícola.

No fue por casualidad que la reforma China comenzara en la agricultura y con dos medidas muy simples: la asignación de la tierra en “leasing” a cada agricultor, por un período largo de tiempo, y la autorización a los agricultores para vender el excedente de su producción en mercados libres, luego de haber cumplido con la cuota obligatoria que debían entregar al estado. Estas medidas surgían como sugerencias obvias de los cursos de Schultz para una economía como la China de los años 70 y fueron el puntapié inicial de las reformas económicas decididas por el Partido Comunista Chino en 1978.

Luego de aquel viaje a Chicago, comencé a advertir que en las carreras técnicas, tanto de Harvard como de MIT, las dos universidades en las que yo tomaba cursos, había también muchos estudiantes chinos como en décadas anteriores habían asistido muchos estudiantes japoneses y Coreanos.

Estos estudiantes chinos fueron en su momento de gran ayuda para Deng Xiao Ping, que estaba buscando el camino para mejorar la calidad de vida del Pueblo Chino. En mi reciente reciente viaje a ese país, la joven interprete que me acompañó en Shangai, “Estrellita” Yu, me comentó que la interpretación popular de la historia China desde la revolución de 1949 se resume en el slogan: ‘Mao levantó a los Chinos, Deng los enriqueció”.

Es gracias a su buena preparación en la teoría económica de los mercados competitivos que las autoridades chinas entienden los reclamos y las quejas de los gobiernos occidentales, comenzando por el de Estados Unidos de América. Ellos saben que la competencia China tiende a deprimir los salarios bajos y medios de las economías de Occidente, y que su afán por incorporar las tecnologías más avanzadas, muchas veces los lleva a cometer violaciones a los derechos de propiedad intelectual de quienes hicieron las investigaciones y los desarrollos originales.

En los próximos días el Secretario del Tesoro Americano Henry Paulson se reunirá a negociar con la Vicepremier China Wu Yi en Beijing. Yo conocí a Wu Yi, apodada la “Dama de Hierro de China”, cuando vino de visita a la Argentina como Ministra de Comercio siendo yo Ministro de Economía. Me consta que conoce tanto o más que el mismo Paulson de economía de mercado y de las consecuencias del proceso de globalización.

Estoy seguro que ante los reclamos del Secretario del Tesoro, la Dama de Hierro contra-argumentará que el déficit comercial americano es el vehículo a través del cual los Estados Unidos se benefician del aumento de la productividad china, porque permite mantener bajo los precios de muchos bienes y del propio índice de precios al consumidor de los Estados Unidos, a pesar del elevadísimo gasto de consumo de los norteamericanos.

Seguramente Wu Yi terminará haciendo algunas concesiones, porque los chinos están muy interesado en mantener muy buenas relaciones económicas y políticas con los Estados Unidos, pero antes le habrá explicado a Paulson, que esas concesiones perjudicarán a los Estados Unidos, porque privarán a sus consumidores de bienes baratos y de buena calidad y reducirá las posibilidades de tecnólogos, financistas e inversores norteamericanos en China.

En definitiva, Wu Yi le dirá a Paulson, lo mismo que los economistas profesionales de los propios Estados Unidos que entienden el funcionamiento y la lógica de los mercados libres y competitivos, vienen escribiendo en las revistas especializadas de occidente, sin tener ningún efecto sobre los políticos que dominan el Congreso Americano.

Es paradójico pero real. La buena economía está influyendo más sobre las decisiones políticas globales a través del entendimiento de ella alcanzado por las autoridades chinas, que a través de la inteligencia de los líderes norteamericanos.

El conocimiento de las autoridades políticas de los principios de la economía de mercado es otra de las claves del desarrollo económico del Este de Asia. Que valioso sería para países como Venezuela, Bolivia y Argentina que sus actuales gobernantes en lugar de sentir simpatía por el “Socialismo” de los Chinos, aprendieran, como ellos, la lógica de la economía capitalista.

martes, 15 de mayo de 2007

Los empresarios chinos apuestan más a la tecnología que a los salarios bajos

Los empresarios chinos apuestan más a la tecnología que a los salarios bajos

Los bienes que producen las empresas chinas no son de calidad inferior a los que producen las empresas europeas y norteamericanas y se elaboran con las mismas tecnologías que en los países avanzados.

Muchas veces los diseños, así como las maquinarias, se importan de aquellas regiones del mundo, y, al comienzo de una nueva actividad, los chinos también importan el “know-how” y el “managment”. Por esa razón han sido tan abiertos a la importación de bienes de capital y de tecnología, y han buscado afanosamente la entrada de multinacionales y empresas extranjeras a sus “zonas económicas especiales”.

Naturalmente, están muy preocupados por contar con muy buenos, ingenieros, administradores y tecnólogos propios, para que ellos puedan absorber muy rápidamente los conocimientos que traen los extranjeros.

Nunca razonan con la lógica de la “sustitución de importaciones” sino con la de la conquista de los mercados del exterior, por calidad, precio y, sobre todo, eficiencia. De esa forma se aseguran que el abastecimiento del mercado interno se hará con bienes de la misma calidad que las que consumen los habitantes de los países avanzados. En este sentido aplican la misma lógica que en materia de infraestructura: así como quieren tener las mejores autopistas, los puertos más eficientes y los aeropuertos más modernos, no condenan a la población a consumir bienes caros y de baja calidad, sino todo lo contrario.

El consumidor chino consigue los mismos productos que el consumidor europeo y americano, a precios más reducidos, porque el impresionante aumento de la producción les permite abastecer simultáneamente el mercado interno, a precios FOB, y los mercados del exterior, que además de pagar precios CIF, aplican derechos de importación no siempre bajos.

El régimen laboral es muy flexible y tienen oferta ilimitada de mano de obra no calificada, pero retribuyen muy bien a los trabajadores que se capacitan y adquieren habilidades diferenciadas. Esto explica el vertiginoso aumento de la clase media y el impresionante mejoramiento de la calidad de la vivienda y de los servicios urbanos. Si sólo se pagaran salarios muy bajos, nadie podría comprar los departamentos y pisos de más de 100 mil dólares que se construyen por millones.

Los chinos saben, por experiencia de sus vecinos, los japoneses, los coreanos, los taiwaneses, los malayos, los habitantes de Hong Kong y de Singapur, que cuando los salarios del personal poco capacitado suben, muchas industrias que requieren fundamentalmente ese tipo de mano de obra, se trasladan a otros países, como Vietnam, Laos y Camboya. Pero ellos tienen la gran ventaja de contar en las zonas menos desarrolladas del oeste, con una reserva de mano de obra con la que no contaron los países de menor población que la precedieron en el proceso de desarrollo.

A pesar de esta ventaja demográfica, como quieren mejorar el nivel de vida de la población, tratan de crear las mejores condiciones para la producción de bienes y de servicios que requiere mano de obra más calificada. De ahí el énfasis en la tecnología y la aspiración de contar con empresas que puedan competir de igual a igual con la de países más avanzados, como la de electrónica y comunicaciones.

En Shenzhen, ciudad nueva desarrollada en los últimos 30 años a pocos kilómetros de la frontera con Hong Kong, tuve oportunidad de visitar Huawei Technologies Co.,LTD, una empresa totalmente china, creada hace apenas 20 años que en 2006 vendió 11 mil millones de dólares, de los cuales 65 % fueron al mercado internacional. Actualmente presta servicios y vende equipos a 31 de los 50 operadores más importantes de telefonía en el mundo, incluidos British Telephone, Vodafone y Telefónica.

Cuenta con 62 mil empleados, de los cuales el 48 % está dedicado a la Investigación y Desarrollo. Tiene 8 casas centrales regionales y más de 100 oficinas de representación en el mundo. Cuenta además con 12 centros de investigación y desarrollo y 22 centros de entrenamiento regionales en otros tantos países. Ha solicitado aprobación de más de 19 mil patentes de las que ya les fueron aprobadas 2.742.

Tuve oportunidad de recorrer la planta industrial principal, el centro de datos y una modernísima planta de logística de Huawei. Vi muy poca gente haciendo trabajos físicos y muchos robots, pero había miles de personas sentados frente a computadoras, trabajando en investigación y desarrollo.

En síntesis, se equivocan quienes sostienen que el éxito competitivo de China en el mundo se explica por los salarios bajos. Yo estoy convencido que son mucho más importantes sus apuestas por la tecnología, el capitalhumano y la infraestructura. Es decir, por la eficiencia productiva.

Mientras viajaba por China, y tenía la oportunidad de constatar esta impactante realidad, me acordé de lo que hace muchos años me contó un empresario argentino excepcional: Don Fulvio Pagani, fundador de Arcor y de la Fundación Mediterránea. Cuando él tenía sólo 22 años, un grupo de amigos de mayor edad, le confió un pequeño capital para iniciar la fabricación de caramelos a escala industrial. El decidió gastar la mitad de ese capital en un viaje por los Estados Unidos de América y los países europeos para interiorizarse de la tecnología más avanzada en ese rubro. Ya de regreso, inició las actividades de Arcor, en Arroyito, con la misma estrategia que hoy vemos aplicada masivamente en China.

Es una lástima que las condiciones que durante los 90 tratamos de crear para permitir que Argentina se multipliquen los empresarios como Fulvio Pagani, estén siendo revertidas por la insistencia de volver a las protecciones absurdas de la etapa de la sustitución de importaciones, en lugar de hacer una apuesta decidida por la exportación de bienes producidos con las tecnologías más avanzadas.

Es sorprendente que no hayamos aprendido la lección, siendo que el fracaso del proteccionismo industrial en la Argentina fue tan evidente en la década del 80 y cuando hoy somos líderes en la exportación de soja y sus subproductos, precisamente por la apuesta tecnológica y de mejoramiento de la logística que hicimos en la década de los 90.

Además, por si faltaran evidencias, basta señalar que la única empresa verdaderamente global de la Argentina, Techint, que como Arcor siempre apostó por la tecnología y el capital humano, pudo desarrollar todo su potencial gracias a las privatizaciones y a la modernización económica de la década de los 90s.

La experiencia del Este de Asia nos enseña que son la tecnología y el capital humano, no los salarios bajos, lo que hace competitivas a las naciones. Esta es otra de las claves del desarrollo económico que creíamos haber aprendido en base a nuestra propia experiencia, pero que estamos olvidando en una suerte de temprana senilidad.



lunes, 14 de mayo de 2007

En China se invierte mucho en Infraestructura. En Argentina, muy poco...

En China se invierte mucho en Infraestructura. En Argentina, muy poco...

Lo primero que asombra cuando uno llega a Pekín es la dimensión y la calidad de su Aeropuerto y la eficiencia de los servicios de migraciones y de aduana. Saliendo del aeropuerto, uno ingresa a autopistas amplias y modernas, a las que en los últimos años se las ha rodeado de árboles y parques muy cuidados, algo que no había observado en mis viajes anteriores. El traslado dentro de la ciudad de Pekín es más rápido que en otras grandes capitales del mundo, porque además de tener avenidas muy anchas, cuenta con cinco anillos de circunvalación que permiten una interconexión muy eficiente en todos los sentidos.

En Shangai, además de observar el mismo fenómeno en materia de aeropuertos y autopistas, pude advertir también el avance en infraestructura y servicios portuarios. Shangai cuenta con un puerto que no tiene nada que envidiarle a los puertos de Singapur y Hong Kong, otrora incomparables en materia de tamaño y eficiencia a cualquier otro puerto del Este Asiático. Pero no sólo Shangai, sino también Guanzhou es un puerto que se cuenta entre los más grandes y eficientes del mundo.

En la reunión del Grupo de los 30 en Hangzhou, tuve oportunidad de escuchar una excelente presentación del Profesor Yingyi Qian de la Tsinghua University, que mostró los dos cuadros impresionantes que acompañan a este artículo. El primero reporta la inversión en infraestructura, que llega a casi 14 % del PBI. El segundo presenta el Plan Nacional de Autopistas de China, cuyas cifras son impactantes.


En 1988 China contaba con sólo 147 kilómetros de autopistas. En 2005 ya alcanzaba 41 mil kilómetros y tienen planeados completar 85,000 kilómetros en los próximos cinco años. Para entender lo que esto significa vale la pena señalar que el admirable plan Frderal de Autopistas de los Estados Unidos de América abarca 65,000 kilómetros y comenzó a construirse en 1956. China ha avanzado a una velocidad tres veces más rápido que los Estados Unidos!


También es muy fuerte la inversión en generación, transmisión y distribución de electricidad y de gas natural, de agua potable y de telecomunicaciones. Todo esto como un proceso ininterrumpido que comenzó a principios de los ochenta y que se proyecta con fuerza hacia las próximas dos décadas.

Este impresionante desarrollo de los servicios de infraestructura es otro fuerte contraste con América Latina en general y con Argentina en particular. En el caso de nuestro país, pese a que en la década de los 90 se demostró que es posible modernizar la infraestructura a ritmo acelerado, siempre y cuando se cree un clima favorable a la inversión de mediano y largo plazo, y pese a que hay especialistas, como el Doctor Guillermo Laura, que vienen formulando planes creativos desde larga data, hace ya más de 5 años que lejos de avanzarse se retrocede. El sector privado ha dejado de invertir, al violar el Estado todos los contratos de concesión, y el Estado, pese a todos los anuncios en contrario, invierte poco y en forma muy deficiente.

Resulta triste constatar que en esta segunda clave del progreso económico que permite identificar la experiencia del Este de Asia, también estemos marchando a contramano de la historia de los pueblos que progresan.