lunes, 14 de mayo de 2007

En China se invierte mucho en Infraestructura. En Argentina, muy poco...

En China se invierte mucho en Infraestructura. En Argentina, muy poco...

Lo primero que asombra cuando uno llega a Pekín es la dimensión y la calidad de su Aeropuerto y la eficiencia de los servicios de migraciones y de aduana. Saliendo del aeropuerto, uno ingresa a autopistas amplias y modernas, a las que en los últimos años se las ha rodeado de árboles y parques muy cuidados, algo que no había observado en mis viajes anteriores. El traslado dentro de la ciudad de Pekín es más rápido que en otras grandes capitales del mundo, porque además de tener avenidas muy anchas, cuenta con cinco anillos de circunvalación que permiten una interconexión muy eficiente en todos los sentidos.

En Shangai, además de observar el mismo fenómeno en materia de aeropuertos y autopistas, pude advertir también el avance en infraestructura y servicios portuarios. Shangai cuenta con un puerto que no tiene nada que envidiarle a los puertos de Singapur y Hong Kong, otrora incomparables en materia de tamaño y eficiencia a cualquier otro puerto del Este Asiático. Pero no sólo Shangai, sino también Guanzhou es un puerto que se cuenta entre los más grandes y eficientes del mundo.

En la reunión del Grupo de los 30 en Hangzhou, tuve oportunidad de escuchar una excelente presentación del Profesor Yingyi Qian de la Tsinghua University, que mostró los dos cuadros impresionantes que acompañan a este artículo. El primero reporta la inversión en infraestructura, que llega a casi 14 % del PBI. El segundo presenta el Plan Nacional de Autopistas de China, cuyas cifras son impactantes.


En 1988 China contaba con sólo 147 kilómetros de autopistas. En 2005 ya alcanzaba 41 mil kilómetros y tienen planeados completar 85,000 kilómetros en los próximos cinco años. Para entender lo que esto significa vale la pena señalar que el admirable plan Frderal de Autopistas de los Estados Unidos de América abarca 65,000 kilómetros y comenzó a construirse en 1956. China ha avanzado a una velocidad tres veces más rápido que los Estados Unidos!


También es muy fuerte la inversión en generación, transmisión y distribución de electricidad y de gas natural, de agua potable y de telecomunicaciones. Todo esto como un proceso ininterrumpido que comenzó a principios de los ochenta y que se proyecta con fuerza hacia las próximas dos décadas.

Este impresionante desarrollo de los servicios de infraestructura es otro fuerte contraste con América Latina en general y con Argentina en particular. En el caso de nuestro país, pese a que en la década de los 90 se demostró que es posible modernizar la infraestructura a ritmo acelerado, siempre y cuando se cree un clima favorable a la inversión de mediano y largo plazo, y pese a que hay especialistas, como el Doctor Guillermo Laura, que vienen formulando planes creativos desde larga data, hace ya más de 5 años que lejos de avanzarse se retrocede. El sector privado ha dejado de invertir, al violar el Estado todos los contratos de concesión, y el Estado, pese a todos los anuncios en contrario, invierte poco y en forma muy deficiente.

Resulta triste constatar que en esta segunda clave del progreso económico que permite identificar la experiencia del Este de Asia, también estemos marchando a contramano de la historia de los pueblos que progresan.